domingo, 15 de octubre de 2017

Cheesecake sin horno

Cheesecake sin horno

  Rinde para 24 porciones

recetas de postres, pasteles, tartas frias

  • 500 gramos de galleta María molidas
  • 260 gramos de mantequilla sin sal
  • 4 cucharadas de azúcar
  • 4 paquetes de queso crema a temperatura ambiente
  • 2 1/2 tazas de leche condensada
  • 1/2 de taza de jugo de limón
  • 2 cucharadita de extracto de vainilla
  • 5 sobres de grenetina hidratada (7g c/u)

Preparación

Paso 1

Engrasa el molde de pastel con mantequilla.

Paso 2

Tritura las galletas María hasta que queden como polvo; derrite la mantequilla en el microondas o en una olla y agrega las galletas.

Paso 3 

Añade dos cucharadas de azúcar y mezcla hasta integrar.

Paso 4 

Coloca la mezcla anterior en el molde para pastel presionando para formar la base y congela por 15 minutos.

Paso 5 

Para el relleno, bate el queso crema con una batidora eléctrica a velocidad media hasta que esté suave; agrega la leche condensada poco en poco, el jugo de limón, la vainilla y la grenetina hasta integrar.

Paso 6 

Vierte el relleno sobre la base de galletas y aplana la superficie con una espátula.

Paso 7

Congela por 2 horas.
Decora con frutas de tu preferencia  en forma de círculo y refrigera por media hora.

Sirve frío.

Historia del Cheesecake

El pastel de queso tal y como lo conocemos ahora es el resultado de muchas modificaciones a lo largo de miles de años, se cree que su nacimiento se remonta 4000 años antes de la era actual, allá por la Antigua Grecia, en concreto en la isla de Samos.
En la Antigua Grecia este pastel de queso se consideraba una auténtica fuente de energía y no en vano era alimento de los primeros atletas de los juegos olímpicos cuando estos comenzaron en el año 776 a.C, aunque no fue hasta el año 230 d.C cuando al escritor Ateneo se le atribuyó la autoría de la primera receta escrita del pastel de queso, en aquellos tiempos simplemente se calentaba el queso triturado en una cacerola de cobre con miel y harina para posteriormente dejarlo enfriar y servir.
Cuando Grecia fue conquistada por los romanos, la tarta de queso se convirtió en un motín de guerra. Ellos modificaron la receta incluyendo huevo y horneándola entre ladrillos calientes, la rebautizaron con el nombre de libuma y era un pastel que solo se servía en ocasiones muy especiales.
La adición del queso crema a la receta no llegó hasta 1872 cuando un fabricante quesero de Nueva York trataba de reproducir una variedad de queso francés, por casualidad obtuvo un queso suave y cremoso que años más tarde distribuyó envuelto en papel de aluminio y vendido en tiendas locales bajo el nombre de Philadelphia Cream. Fue en 1928 cuando la Compañía de Queso Kraft compró esta pequeña fábrica y aún todavía distribuye el queso crema conocido por todos.
El cheesecake es desde principios del siglo XX un icono dulce para los neoyorquinos, cada cafetería se precia de tener una versión propia de este pastel en sus menús, aunque la autoría de la versión genuina se le atribuye a Arnold Reuben, un joven alemán que llegó a Estados Unidos para dedicarse a la restauración y que tras ser invitado a una cena donde probó una tarta de queso muy especial no paró hasta conseguir su propia versión, la del cheesecake neoyorquino.

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